El otro día, salía en CITOC (el boletín de información carmelita) la siguiente noticia, un verdadero ejemplo de Carmelo florido:
"El Papa Benedicto XVI ha concedido la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice a sor Teresa-Joseph, O.Carm., hermana de “Corpus Christi Carmelites”, por su particular servicio a la Iglesia, especialmente en beneficio de la juventud.
Sor Teresa-Joseph fue propuesta por sus amigos y ex compañeros del “YOI Glen Parva”, prisión para delincuentes menores cerca de Leicester, Gran Bretaña, donde ejerció el servicio pastoral durante muchos años.
Por encontrarse actualmente hospitalizada, la distinción le fue entregada el 25 de octubre a través de su párroco. Está previsto que después de su recuperación se celebre una ceremonia adecuada con la asistencia del obispo.
La medalla Pro Ecclesia et Pontifice es la más alta distinción papal que puede recibir un religioso".
Es una noticia que me llena de alegría, porque es un ejemplo de como el Carmelo está vivo, está florido. No podemos dejarnos llevar por el derrotismo, por el pesimismo ("no tenemos vocaciones; somo viejos; en Europa es difícil trabajar,..."). Debemos crear comunidades que den vida (ecosistemas) y que no solamente la absorban, y simplemente se dediquen a sobrevivir en los ecosistemas, porque si estos no se renuevan y se adaptan, acaban desapareciendo. ¿Qué podemos hacer ante las nuevas situaciones que crea nuestra sociedad? ¿Entendemos el lenguaje con que nos están pidiendo ayuda? ¿Qué hacemos ante temas tan actuales como son el divorcio, la homosexualidad, o el sistema capitalista? En fin, a vino nuevo odres nuevos.
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