Ya estoy otra vez por aquí intentando divagar un poquito más. Continúo con lo prometido, intentando explicar, desde mi humilde punto de vista, los retos y desafíos de nuestro ser en el mundo y en la Iglesia.
En la anterior entrega dije que tocaba hablar de los aspectos positivos. La conferenciante enumeró una serie de aspectos, entre ellos la cercanía a las familias, el trabajar por la justicia y una llamada a la purificación. Para ello nos daba 3 retos a afrontar:
1- Tomar conciencia de quienes somos y quien soy
De este tema se podría escribir libros enteros. Quizá creo que en primer lugar debemos hacer un ejercicio individual de auto-descubrimiento, para luego llegar a un descubrimiento comunitario e interpersonal. El "conócete a ti mismo" es uno de los aspectos, no tan sólo teológicos sino que incumbe a lo mas profundo del ser humano, es un aspecto antropológico por excelencia. En la medida en que me auto-descubro, y veo como soy, con todas mis debilidades y con todas mis fortalezas, entiendo cada vez mejor a las personas,puedo amar al hermano, porque cada vez me comprendo mejor a mi mismo, y me acepto tal como soy.
Si salen las envidias, los juicios, las murmuraciones,... en el fondo es que falta algo por descubrir en nosotros mismos y que no aceptamos. Por eso es importante el conocerse a si mismo, para poder salir hacia fuera, para poder amar, para poder abrir las puertas de nuestro corazón egoísta.
Pero, haciendo una auto-crítica, reconozco que el ritmo que llevo, me impide tener momentos para ello, para pensar, para conocerme. Me faltan momentos de silencio, momentos de soledad, momentos de intimidad con Dios, me dejo llevar por la corriente del ACTIVISMO, y desplazo a Dios a los momentos encasillados del día prefijados anteriormente. ¿Cuáles son mis preferencias? Dios o los estudios, internet, televisión,... Reconozco que me cuesta mucho el NO hacer nada, siempre debo hacer alguna cosilla para distraerme, y me cuesta ir a tomar un café con tranquilidad con Dios (oración).
Me gustaría conocerme mejor, me gustaría purificar esos aspectos de mi vida que no me gustan, y sin embargo, pasa el tiempo y no avanzo. Y ahora otra pregunta ¿quien dice la gente que soy yo? ¿Ven en mi un carmelita, un religioso o un cristiano? La verdad, mis obras no hablan de una persona cristiana.
La percepción de la gente es muy distinta, habrá de todo, gente que nos odia, gente que no soporta todo lo que huela a Iglesia, gente indiferente y gente que nos tiene aprecio. Pero las estadísticas hablan a favor de la primera opción ¿por qué será?--> examen de autoconciencia.
Podemos parecer gente maja, que ayudamos a las personas, que vivimos en comunidad, pobremente, en obediencia, ... pero, todo esto se puede hacer sin ser religioso, sin ser carmelita, incluso hay mucha gente que vive mejor que nosotros estos aspectos. Entonces, ¿que aportamos de distinto a la gente? ¿Que es aquello que caracteriza y distingue al carmelita? La respuesta no la sé, intentaré hablar de ello en la próxima entrega. Un fuerte abrazo a tod@s.
En la anterior entrega dije que tocaba hablar de los aspectos positivos. La conferenciante enumeró una serie de aspectos, entre ellos la cercanía a las familias, el trabajar por la justicia y una llamada a la purificación. Para ello nos daba 3 retos a afrontar:
1- Tomar conciencia de quienes somos y quien soy
De este tema se podría escribir libros enteros. Quizá creo que en primer lugar debemos hacer un ejercicio individual de auto-descubrimiento, para luego llegar a un descubrimiento comunitario e interpersonal. El "conócete a ti mismo" es uno de los aspectos, no tan sólo teológicos sino que incumbe a lo mas profundo del ser humano, es un aspecto antropológico por excelencia. En la medida en que me auto-descubro, y veo como soy, con todas mis debilidades y con todas mis fortalezas, entiendo cada vez mejor a las personas,puedo amar al hermano, porque cada vez me comprendo mejor a mi mismo, y me acepto tal como soy.
Si salen las envidias, los juicios, las murmuraciones,... en el fondo es que falta algo por descubrir en nosotros mismos y que no aceptamos. Por eso es importante el conocerse a si mismo, para poder salir hacia fuera, para poder amar, para poder abrir las puertas de nuestro corazón egoísta.
Pero, haciendo una auto-crítica, reconozco que el ritmo que llevo, me impide tener momentos para ello, para pensar, para conocerme. Me faltan momentos de silencio, momentos de soledad, momentos de intimidad con Dios, me dejo llevar por la corriente del ACTIVISMO, y desplazo a Dios a los momentos encasillados del día prefijados anteriormente. ¿Cuáles son mis preferencias? Dios o los estudios, internet, televisión,... Reconozco que me cuesta mucho el NO hacer nada, siempre debo hacer alguna cosilla para distraerme, y me cuesta ir a tomar un café con tranquilidad con Dios (oración).
Me gustaría conocerme mejor, me gustaría purificar esos aspectos de mi vida que no me gustan, y sin embargo, pasa el tiempo y no avanzo. Y ahora otra pregunta ¿quien dice la gente que soy yo? ¿Ven en mi un carmelita, un religioso o un cristiano? La verdad, mis obras no hablan de una persona cristiana.
La percepción de la gente es muy distinta, habrá de todo, gente que nos odia, gente que no soporta todo lo que huela a Iglesia, gente indiferente y gente que nos tiene aprecio. Pero las estadísticas hablan a favor de la primera opción ¿por qué será?--> examen de autoconciencia.
Podemos parecer gente maja, que ayudamos a las personas, que vivimos en comunidad, pobremente, en obediencia, ... pero, todo esto se puede hacer sin ser religioso, sin ser carmelita, incluso hay mucha gente que vive mejor que nosotros estos aspectos. Entonces, ¿que aportamos de distinto a la gente? ¿Que es aquello que caracteriza y distingue al carmelita? La respuesta no la sé, intentaré hablar de ello en la próxima entrega. Un fuerte abrazo a tod@s.
No hay comentarios:
Publicar un comentario