jueves, 21 de enero de 2010

Semana de la unidad, semana de la humanidad

Otra vez estamos escribiendo en esta discreta ventana del gran océano internáutico. Espero no aburriros mucho. En fin, dejo los preámbulos y voy al grano.
Esta semana, estamos celebrando la semana de la unidad de los cristianos, se nos invita a orar para que se produzca esta unidad, para "que todos sean uno". Ciertamente, es un tema que me hace pensar, me pregunto muchas cosas, ¿sirve de algo esta semana? ¿para qué rezar? ¿por que aplicar la intención de la misa por la unidad? No es que dude que Dios sea todopoderoso, al contrario, dudo de los hombres, conozco como somos y reconozco nuestros pecados. Mucho hablar pero las posturas no cambian mucho, y así llevamos con los ortodoxos desde el siglo
XI y con los reformista (no les gusta que les llamemos protestantes) desde el S. XVI.

A veces, creo que no queremos la unidad, queremos una OPA hostil, los católicos queremos absorber a los demás, como cuando una grande empresa compra la mayoría de los activos de otra. Sé que algún pequeño acercamiento se consigue, pero la distancia es muy grande. De hecho, aplaudo el movimiento ecuménico realizado los últimos años, pero.... no sé, hay muchas cosas que nos separan.

A veces creo que esta unidad debe venir quizás desde abajo, desde los fieles, de hecho, la mayoría no sabemos realmente que es lo que nos separa de los otros. De hecho, cuando he participado alguna vez en encuentros internacionales de
Taizé, puedo perfectamente rezar al lado de mi "hermano" perfectamente, sin saber que religión practica, pero sabiendo que estamos rezando al mismo Dios. Estoy seguro que si le pregunto a mi madre o a mi abuela que diferencia hay entre nosotros y los ortodoxos, seguro que no sabrán que responderme, porque rezan a Dios, rezan a la Virgen, ... en fin, hacen lo mismo que los fieles católicos hacen, de hecho, la simbología es mucho más mayor que en la Iglesia católica.

Así que esta unidad pretendida, está mas cerca en la gente llana que en las altas esferas. Y duele mucho estar separado de nuestros hermanos gemelos. Después están nuestros hermanos mayores, los judíos. El otro día estuvo el Papa visitando la sinagoga de Roma, hacía 24 años que no iba un Papa a esta sinagoga, de hecho, Juan Pablo
II (mi Papa querido) fue el primero que entro en esta sinagoga. Aunque los periódicos insistan en el la problemática que hubo de la Shoá y de la postura silenciosa del Papa Pio XII, debo decir, ya que estuve viendo todo el acto por televisión, que hubo más posturas de acercamiento que de confrontación.

De hecho se habló de la unidad en la crisis ecológica. Tenemos que defender ambas religiones, el mundo que Dios nos ha confiado, creemos en el mismo Dios creador, y nos puso en el jardín para que lo cuidásemos. Tenemos que ser los hombres, místicos de nuestro planeta. También hablaron de la paz. Tenemos que ser hombres de paz y denunciar los
fundamentalismos, las religiones defienden siempre la paz.

Hubo una metáfora muy buena, habló el rabino jefe de la sinagoga, sobre las historias de hermandad en el libro del génesis, en especial las historias de
Jacob y Esaú y la historia de José y sus hermanos. Siempre estas historia empiezan mal, con una separación, pero finalmente hay una reconciliación, parcial en el caso de Jacob y plena en el caso de José. Así, nosotros (judíos y cristianos) vamos camino hacia la reconciliación, que no es lo mismo que hacia la unidad, ya que la diversidad constituye la fraternidad.

Al menos la humanidad se ha unido esta semana ante la catástrofe de Haití, (pero ya hablaremos de ello más adelante). En fin, que ya es difícil unir dos casas religiosas, o dos provincias religiosas de la misma orden o
congregación, cuánto más difícil será unir a estos hermanos separados, pero.... "nada es imposible para Ti" Besos para tod@s.

viernes, 15 de enero de 2010

Sin respuestas, pero con lágrimas (Haití)

En estos momentos, mi mente no sabe que decir ni que escribir y mi corazón está confuso, por eso, ante esta tragedia de Haití, os presento una poesía - oración que circula por algunos blogs católicos,escrita por el sacerdote valenciano Antonio Díaz-Tortajada, espero que las disfrutéis, la reflexionéis y la hagáis vida. Un fuerte abrazo de solidaridad y cercanía al pueblo de Haití, especialmente a mi hermano Ulrick, miembros de este pueblo afectado por la catástrofe.

Señor:

¿Dónde estabas?

¿Y dónde estás ahora?

¿Dónde te podemos encontrar?

¿Dónde estabas cuando la gente sufría?

¿Dónde estabas cuando sucedió el terremoto?

Son las preguntas que te hago, Señor,

cuando mis pensamientos se ofuscan

al contemplar tanto dolor y tanta tragedia;

tanto edificio derrumbado y tantos muertos por las calles.

Ante el terremoto,

no solo ha temblado la tierra sino también los corazones.

Señor:

No estabas lejos de tantos hermanos nuestros;

estabas en cada persona

y morías cuando moría un hermano nuestro

aplastado por los escombros

o por el vaivén de la tierra movediza.

Y siempre, Señor, sufren las catástrofes los mismos,

y siempre sufren las destrucciones los mismos,

y siempre mueren los mismos.

Miles de heridos,

miles de muertos

y muchísimos más los damnificados.

Y en el horizonte:

Un futuro incierto.

Las escenas son aterradoras:

Dolor y llanto sin consuelo por los muertos,

familias enteras que han desaparecido.

Basta lo dicho para poner en palabra una gran tragedia

y un gran sufrimiento

El terremoto no es, pues,

Señor, sólo una tragedia,

sino que es también una radiografía del país.

Muy mayoritariamente mueren los pobres,

quedan soterrados los pobres,

tienen que salir corriendo

con las cuatro cosas que les quedan los pobres,

duermen a la intemperie los pobres,

se angustian por el futuro los pobres,

encuentran inmensos escollos

para rehacer sus vidas los pobres.

Señor:

La tragedia ha sido grande para los pobres.

Y en medio de la tragedia la vida sigue pujando,

atrayendo y moviendo con fuerza.

Y junto al impulso del propio vivir,

surge también la fuerza de la solidaridad

Es la santidad del sufrimiento.

Puede sonar exagerado,

pero ante estos pobres,

quizás podamos repetir lo que dijo el centurión ante Jesús crucificado:

“Verdaderamente éstos son hijos e hijas de Dios”.

En los pueblos sufrientes, crucificados

Señor:

¿Dónde estabas?

¿Y dónde estás ahora?

¿Dónde te podemos encontrar?

¿Dónde estabas cuando la gente sufría?

¿Dónde estabas cuando sucedió el terremoto?

Las preguntas siguen resonando:

También las hizo Jesús,

y Pablo tuvo la audacia de responder: En la Cruz.

Dios está en entre los escombros de las ciudades rotas,

refugio de damnificados sin nada.

Dios está entre los muertos y destruidos

por la rabia de la tierra que se balancea a su antojo.

Señor:

La mayor esperanza es seguir caminando,

practicando la justicia y amando con ternura.

En este sentido,

ojalá la solidaridad ayude a reconstruir una nueva historia

pero sobre todo personas y pueblos;

ayude a reparar caminos,

pero sobre todo modos de caminar en la vida;

ayude a construir templos, pero sobre todo pueblo de Dios.

Ojalá la solidaridad dé esperanza a este pueblo que sufre y muere

Con ella ya encontrará la gente modos de valerse por sí misma.

Ayúdanos, Señor.

Amén.

domingo, 10 de enero de 2010

La ignorancia del otro produce el prejuicio

Querid@s herman@s:

Ayer sábado 9 de septiembre, celebramos la fiesta de los estudiantes en mi convento, es la fiesta de "san Pedro Tomás", un santo carmelita del s. XIV. Esta fiesta consiste en realizar una conferencia, o mesa redonda, o diálogos, ..... seguidamente celebramos las vísperas solemnes del santo y terminamos, como casi siempre, con una mesa compartida.

Durante todo el año, he trabajado, siendo miembro de la comisión de preparación, para esta celebración, y la menos, me siento contento con el trabajo realizado. Os cuento un poco. El tema elegido para este año, fue el diálogo inter-religioso entre musulmanes y cristianos. Invitamos a dos personas, a Nadjia, una mujer musulmana de Argelia, y a Luigi, presidente de "religion´s for the peace".

Sólo quiero señalar brevemente la frase del título: "La ignorancia del otro produce el prejuicio". Esta frase fue pronunciada por Nadjia. Ella, una musulmana, esta estudiando en Roma un doctorado sobre san Agustín, gracias a una bolsa de estudio de una asociación cristiana. Empezó a interesarse por san Agustín, porque ella nació en la misma ciudad, en Tagaste. Poco a poco, profundizó también en la filosofía, y ahora, está estudiandolo y profundizando, y por supuesto, conoce muy bien el cristianismo, porque además vivió por una temporada con las pequeñas hermanas (espiritualidad Foucauld).

La frase que ella dijo, me chocó mucho. Es verdad que nosotros, los occidentales, somos unos ignorantes de la religión musulmana (al menos yo y unos cuántos más), pero sin más, tenemos unos prejuicios sobre esa religión, sin ni siquiera haber leído una línea del Corán. No podemos opinar de aquello que nos hacen ver los medios de información, ya sabemos todos, y cada vez estoy más convencido, que son poco creíbles, y sólo hablan de lo que les interesa.

Es verdad, que hay un sector muy violento y fundamentalista en algunos países, pero no por ello, podemos encasillarlos todos en la misma postura. Porque, si no, también los cristianos somos aquellos que quemamos a los infieles en la hoguera, o matamos en nombre de Dios,... ¿verdad que no? Así mismo, el Islam, el Cristianismo, el Judaísmo, y creo que la mayoría de las religiones, buscan la paz y nos muestran a un Dios bueno, a un Dios amor,....

Pero no miremos hacia las afueras de nuestra casa, miremos al interior. La ignorancia produce el prejuicio y nos divide. Casos internos a nuestra Iglesia son la elección del obispo Munilla, o el foro de sacerdotes levantando la voz a la conferencia episcopal.... Hermanos, dialoguemos desde una postura de humildad para conocer al otro, borrando todos los prejuicios. Antes de juzgar y encasillar, dialoguemos, y no nos dejemos llevar por aquello que nos cuentan otros.

Y ya no quiero entrar en el tema de los disturbios sucedidos en Calabria contra los inmigrantes, realmente una vergüenza, pero ... todos somos débiles y pecadores. Un fuerte abrazo.

domingo, 3 de enero de 2010

Fiesta de la "humildad"


Querido lector, me dirijo hoy a vosotros para expresaros el sentimiento que tuve al leer este panfleto el otro día.
Hace una semana, se realizó en Madrid un celebración eucarística por la familia, coincidiendo con la solemnidad de la Sagrada Familia de Nazaret. Cuando se terminó la misa en la iglesia donde hago la pastoral (una iglesia moderna y activa a las afueras de Roma), me encontré está panfleto "publicitario" sobre el encuentro de Madrid en la mesa de los folletos. En un principio, me alegré mucho, y pensé: "se han movido mucho este año, han hecho publicidad fuera de España".

No quiero entrar en la polémica de la conveniencia o no de este encuentro promovido por el cardenal Rouco, ya existen multitud de blogs cristianos que hablan en pro o en contra de este encuentro. Cada uno haga con su libertad lo que quiera, aunque soy del parecer que no podemos luchar con las mismas armas, intentando buscar números, sino quizá sería más importante una manifestación distinta a favor de la familia a nivel diocesano (ya que jurídicamente no existe la Iglesia de España, sino las iglesias locales,es decir, las diócesis), e incluso creo que el mensaje llegaría a más gente, porque los datos de los medios de comunicación son come la noche y el día, dependiendo del signo político, y hay más artículos contrarios y que fomentan el odio "cristiano" que a favor. Tenemos que actuar desde las familias, no desde el poder, y ser la sal viva en medio del pueblo. Por eso apuesto trabajar desde la humildad, nada de grandes números y manifestación de poder. Además, no creo que una eucaristía multitudinaria sea la mejor forma de vivir la liturgia, para ello mejor hacer un pequeño encuentro festivo, que para algunos sólo les importa las cifras (jo, y eso que no quería hablar de este tema, pero se me va la lengua).

A lo que iba, que era el meollo del artículo. Si miramos la fotografía, abajo de todo, en amarillo esta escrito: "participan cardenales, obispos y familias de toda Europa" ( ¿no falta algo?) Sí, no están los sacerdotes, no están los religiosos, no están las hermanas,... que me imagino que también participarían. Pero esta frase es un signo de la mentalidad que se tiene. Sólo importa la jerarquía, los cardenales y los obispos, los otros todo incluido en familias de toda Europa. No nos podemos quejar cuando la gente sólo mira de la Iglesia los cargos eclesiásticos, si nosotros somos los primeros en ver una diferenciación jerárquica. Pero todos somos iguales a los ojos de Dios, desde el Papa hasta el último bautizado, todos somos pueblo de Dios.... Me gustaría saber cuantos obispos estuvieron ese día en medio de su rebaño, en medio de su pueblo acompañándolos. Me imagino que muchos estarían en la "tribuna" para hacerse ver, y que ni siquiera sabrán cuanta ovejas de su rebaño han acudido al encuentro.

Resumiendo, y como escuché una vez decir a un cardenal: "ojalá en la Iglesia fuéramos menos pero más auténticos". Vivamos desde la humildad y la sencillez de la familia de Nazaret, no con gritos y grandes ruidos, sino desde el silencio, la oración y la contemplación para poder ser así ejemplo de vida. Un fuerte abrazo.