jueves, 15 de octubre de 2009

Silencio, oración y lágrimas

Esta es la enésima vez que me siento delante del ordenador para intentar escribir algo. Siempre hago lo mismo, entre en mi cuenta de bloger, entro en el escritorio, clico en nueva entrada, y después no surgen las palabras.
Tenía muy claro que no podía dejar de escribir, pero en estos momentos no me fluyen las palabras. Estoy pasando una mala época, hay muchas cosas que quiero comprender y no puedo. Me han sucedido muchas cosas, algunas ya son conocidas, otras prefiero reservarmelas. Pero en estos momentos de dificultad, se han juntado varios acontecimientos desagradables, relacionados con la muerte inesperada de un hermano carmelita o el fallecimiento de la madre de otro hermano esa misma semana.

En esos momentos busco una razón, un porqué, una respuesta, .... y, nada, nada, nada, ante el sufrimiento, soy un cobarde, quiero huir, y mi respuesta es silencio y oración lagrimosa. Sí, tampoco sé que decir en esos momentos, pero el llorar y ponerse en manos del Padre creo que sea la oración más hermosa que pueda salir de mí. Como decía santa Teresa: "dame el don de lágrimas". Me cuesta llorar, sufrir con los que sufren, apoyar en los momentos de dificultad.

Son muchas las preguntas que hacen tambalear mi vocación. ¿Conozco verdaderamente a mi hermano, a ese que comparte mesa todos los días conmigo? ¿o al contrario, son verdaderos anónimos?¿Conozco sus preocupaciones, sus sufrimientos?¿Tengo momentos para escucharle y para ser escuchado con espíritu de verdad? ¿Cómo podré apoyar a las familias que sufren si soy incapaz de soportar el dolor?

Ante el sufrimiento, sólo pienso en estos momentos una palabra: cruz. Apoyarme en Jesucristo. Por eso quiero que este año sea especial para mí, quiero apoyarme en la oración más que nunca, quiero conocer el verdadero rostro de mi hermano.
Me gustaría que nuestras comunidades fueran semilleros de amor, y pudieran decir desde fuera: "mirad como se aman".
Queridos hermanos y hermanas, gracias por vuestras oraciones, quiero que sigan rezando por mí, más en estos momentos difíciles. Que me pueda reconciliar conmigo mismo, Que pueda aceptar mis debilidades, y sobre todo que tenga fuerzas para regresar al Padre, porque me siento muy distante. Reciban un cordial saludo.

3 comentarios:

LO QUE SIENTO dijo...

Oración, buen método para recuperar la relación con el Padre. Volver a casa, caminar desde el algarrobo de la vida donde cualquier cosa, respuesta o sustituto, es válida, a la casa del Padre una vez más. ¿Gastamos la herencia? Todavía queda mucha para disfrutar. El Amor, y más el del Padre, no se agota, no se termina... gastándole se multiplica, crece. Te felicito por el método que has elegido para seguir buscando: la oración. Intimidad, desprendimiento, verdad, autenticidad de vida... En la oración no hay posibilidad de esconderse, de ser uno mismo... No tengas miedo, diría Jesucristo. ¿Sabes quien nos lo recordó muchas veces? Juan Pablo II. Tú lo escuchaste. El camino es duro, el camino no se sabe donde termina, el camino es largo, el camino no se abandona, el camino está lleno de peligros, el camino está lleno de fuentes... EL ES EL CAMINO. No te asustes.
Un abrazo, hermano.

mbeleleon dijo...

visita estos blogs:

http://www.encaminoocd.blogspot.com
http://www.vocacionoracion.blogspot.com

espero que te ayude.

MAS dijo...

"El cáliz que me ha dado el Padre, ¿no lo voy a beber?"