Bueno, hoy oficialmente la orden del Carmen celebra la fiesta de este santo, aunque como ya dije en el anterior artículo, ya la he celebrado el miércoles, o sea, que la he celebrado 2 veces, de esto quiero hablaros un poquito.
El miércoles pasado celebré la fiesta del santo, y esto es debido a que la familia Corsini tiene el privilegio de celebrarla ese día, ya que se acerca más al día que murió, el día 6, aunque lo celebramos el 9 oficialmente por atasco de santos en estos días. Y aquí os cuento un poco lo que en cierto modo, no me gusta mucho. Se celebró una misa por todo lo alto, vino el obispo de Fiésole, todo el seminario de esta ciudad, ya que San Andrés fue su obispo. A un lado estábamos lor religiosos, sacerdotes, seminaristas y el obispo. Al otro lado del altar (el mismo altar donde esta enterrado su cuerpo incorrupto y que ese día se descubre), estaba toda la familia del príncipe, sí, digo príncipe, tan sólo a título nobilario, pero la gente lo llama así, el príncipe y la princesa.
Claro está, anteriormente habían traido, de su tesoro personal, 9 candelabros de plata, ornamentos preciosos, casullas de oro, dalmáticas,... todo antiguo y con mucho poderío. Y por lo que se ve, el caliz tenía muchísimo valor (de oro y piedras preciosas incrustradas) del siglo XV,...
En fin, demasiada parafernalia para mí, pero lo que acabo de rematar la faena fue la misa medio en latín, con cantos en latín larguísimos y hecha en buena parte de espaldas (no es culpa del obispo, el altar está así colocado). Menos mal que quedé libre del servicio, porque estas cosas no me gustan nada. Yo creo que si por casualidad entra alguna persona durante esta celebración, y no ha pisado la Iglesia en años, después de ver esto, creo que alargaría facilmente el periodo de ausencia. En fin, que tengo que estar preparado para todo, para esto y también para una misa en medio del campo y sentados en el suelo.
Otro asunto del que quería hablar, es del tema del rosario, que he rezado estos días en Florencia, casi por testimonio, no por gusto, pero lo dejo para otro día, que si no se me acaban las ideas y ya se acercan los exámenes.
Como siempre, recibid un fuerte abrazo.
El miércoles pasado celebré la fiesta del santo, y esto es debido a que la familia Corsini tiene el privilegio de celebrarla ese día, ya que se acerca más al día que murió, el día 6, aunque lo celebramos el 9 oficialmente por atasco de santos en estos días. Y aquí os cuento un poco lo que en cierto modo, no me gusta mucho. Se celebró una misa por todo lo alto, vino el obispo de Fiésole, todo el seminario de esta ciudad, ya que San Andrés fue su obispo. A un lado estábamos lor religiosos, sacerdotes, seminaristas y el obispo. Al otro lado del altar (el mismo altar donde esta enterrado su cuerpo incorrupto y que ese día se descubre), estaba toda la familia del príncipe, sí, digo príncipe, tan sólo a título nobilario, pero la gente lo llama así, el príncipe y la princesa.
Claro está, anteriormente habían traido, de su tesoro personal, 9 candelabros de plata, ornamentos preciosos, casullas de oro, dalmáticas,... todo antiguo y con mucho poderío. Y por lo que se ve, el caliz tenía muchísimo valor (de oro y piedras preciosas incrustradas) del siglo XV,...
En fin, demasiada parafernalia para mí, pero lo que acabo de rematar la faena fue la misa medio en latín, con cantos en latín larguísimos y hecha en buena parte de espaldas (no es culpa del obispo, el altar está así colocado). Menos mal que quedé libre del servicio, porque estas cosas no me gustan nada. Yo creo que si por casualidad entra alguna persona durante esta celebración, y no ha pisado la Iglesia en años, después de ver esto, creo que alargaría facilmente el periodo de ausencia. En fin, que tengo que estar preparado para todo, para esto y también para una misa en medio del campo y sentados en el suelo.
Otro asunto del que quería hablar, es del tema del rosario, que he rezado estos días en Florencia, casi por testimonio, no por gusto, pero lo dejo para otro día, que si no se me acaban las ideas y ya se acercan los exámenes.
Como siempre, recibid un fuerte abrazo.
2 comentarios:
Me ha gustado lo de preparado para todo. ¿Tiene que ser así? ¿Tenemos que estar preparados para todo en el aspecto de la celebración? Quizá si. Pero... podemos elegir, podemos proponer... Yo creo que si. Hoy hablando con un hermano, dando un largo paseo, hemos hablado de las celebraciones de la Eucaristía. ¿Qué pasará en el futuro? Hemos llegado a una conclusión: tiene que cambiar. No sabiamos el qué pero tiene que cambiar. ¿Cañizares lo hará ahora que lo nombrado 'vigilante' de la fidelidad en todo este aspecto de nuestra fe? Nos dió la risa tonta. La respuesta a nuestra pregunta se iba completando: menor protagonismo del presbitero, menor dependencia de él, mayor implicación de la comunidad, otra distribución de la Asamblea, diversidad de formas y ritos, otras propuestas de acción... Sé que no estabamos siendo realistas, que los tiros van por otro lado, que los altares se alejan y en ocasiones como dices le dan la espalda al pueblo, que el sacerdote cada vez es más intocable, más 'puro', más exclusivo... Nos miramos a la cara y compartimos una cierta tristeza.
Como dices tenemos que estar preparados para todo, pero no para volver a un siglo pasado. El tiempo cambia, la vida cambia... a Jesús hoy no lo crucificarían ya que no se crucifica a nadie, ya no comería con publicanos, los leprosos no van por lo caminos... es decir: el incienso no se sabe lo que es, la mitra asusta y da ideas para los carnavales, la lejanía del pueblo nos hace ser fríos y distantes, los 'latines' no se entienden y ayudan a desconectar. ¿Por qué no cambiamos en la Iglesia?
Estoy de acuerdo contigo en el estar preparados para todo pero mirando hacia el futuro, a lo que viene, a lo que estamos viviendo: comunicaciones rápidas y que acortan distancias, familias desestructuradas, vivir con prisas, crisis económica, desigualdades sociales cada vez más pronunciadas, aldea global, espíritu crítico de los hombres y mujeres de este mundo, derecho a pensar con libertad y a expresarse con la misma libertad, poner en duda los dogmas, la mujer como auténtica protagonista de nuestro mundo, avances socio-sanitarios imparables... preparados para ver en todas estas cosas la mano de Dios, su presencia, y si no está intentar hacerlo presente no condenando, no dilapidando, no echando fuera... sino comiendo con ellos, acompañando, comprendiendo, escuchando, proponiendo, leyendo la Buena Noticia a sus oídos para que les cambie el corazón... Para esto es para lo que quiero estar preparado, no sé como hacerlo pero estaría dispuesto a dedicar mi tiempo a ello. Para aprender la liturgia anterior al Concilio ni un minuto. Como dice un fraile que conozco que se formó antes del Concilio Vaticano II y que con el Concilio cambió muchas cosas de su vida, de su manera de entender la Vida Religiosa y el sentido eclesial: yo ya me convertí una vez, otra vez y con la marcha atrás no.
yo creo que es tan simple, sencillo y dificil a la vez, como volver a las Comunidades y hacer desaparecer las Misas dominicales y todos los saraos que se celebran de forma idividual, bodas, bautizos, etc...porque a ver qué sentido tiene ir a Misa el domingo o el martes, sólo, sin conocer ni saludar ni saber nada del que tienes al lado, todos con cara de perro, y al terminar, cada mochuelo a su olivo. Eso ya existe en la Iglesia, los kikos por ej. pero en vez de ser un movimiento aparte, alomejor tendría que ser la actitud que adoptara la Iglesia en general. Lo que hay ahora no tiene ningún sentido. Las bodas son un carnaval, los bautizos y comuniones otro, la gente se casa, bautiza y comulga a los niños por la tradición, la fiesta, el traje y el regalo, y luego no vuelven a pisar la Iglesia.
De todos modos, esto está enquistado y ha ido demasiado lejos, y ahora volver atrás, no creo que sea ni siquiera posible, a menos que llegara un Papa con dos cojones y plantara cara a todo este carnaval, mandara todo a tomar viento y volviera a empezar de cero. Empezando por dejar a las mujeres ordenarse si a alguna se le pone, dejar a los curas casarse si alguno quiere, y vender todo el arte a los museos y dedicar ese dinero a lo realmente importante.
Hala, ya vale por hoy.
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