jueves, 25 de diciembre de 2008

Unas navidades en Italia

Ayer noche, un amigo me escribió un SMS que decía así (estaba en Valenciano):

"Buenas noches hermano, abre bien los ojos que esta noche algo importante va a pasar, si lo ves, avísame para compartirlo con la gente"

Este pequeño mensaje, corto, me ha hecho reflexionar mucho. He analizado esta mañana si ayer noche pude ver el acontecimiento, y la respuesta es muy fácil. NO. No vi nacer al niño Jesús en mi corazón, no pude llenar mi casa de luz, de alegría, de sencillez, de humildad,.... en definitiva, no puede llenarme de amor.

Sé muy bien donde esta la esencia de la Navidad, conozco la teoría, pero la praxis la olvido fácilmente. Debo vivir lo esencial de la Navidad, el verdadero fundamento. Ayer estuve pensando mucho en la Navidad de España, (en España es más divertida que aquí, en España se come mejor, en España el dulce el más variado, en en en en ......) En definitiva, estuve comparando, estuve con mi mente en España, con los míos, y, es verdad, la Navidad es una fiesta familiar, pero no es lo esencial, ¿cuanta gente tiene que pasar la Navidad sola, sin ningún familiar? Desafortunadamente, mucha gente,y muchos han dormido bajo las estrellas esta noche, espero al menos que la estrella de Belén les haya alumbrado esta noche, y hayan sentido que hay uno que nunca falla, que nunca los abandona,...

Después, en la misa del gallo, estuve otra vez comparando, y también muy pendiente con lo de inciensar, porque me toco hacer el servicio. En definitiva, no me enteré de que Jesús nació. Si juzgo, si comparo, si añoro, si estoy preocupado por hacer las cosas bien en la misa, .... ¿Cómo va a nacer en mi el amor de Dios? Menos mal que el Señor hoy me regala otro día para encontrar la voz de mi amado.

Señor, ayudame a buscarte en la sencillez de las cosas, en los más humildes, en los enfermos, en los pobres, en los sin techo, en los inmigrantes, en mi enemigo. Tú que te hiciste un bebé, tú que naciste en un comedero de animales, tú que siendo Dios te hiciste el ser más insignificante en la tierra, ayúdame ha descubrirte en el hermano, en la gente que me rodea, todos los días y en cada momento.

Perdonad por el tono melancólico del artículo en este día de Navidad.

Un fuerte abrazo y continúo diciendo a todos: FELIZ NAVIDAD

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