El Caliche, es un barrio de Santo Domingo, donde he podido vivir cerca de un mes durante este verano. Sobre este tema ya he escrito rios de tinta, porque ha significado mucho para mí, pero creo que es justo que también exprese lo que siento en este medio de comunicación.
Durante casi todo el mes de agosto, un grupo de 7 jóvenes españoles, todos relacionados con la familia carmelita, hemos ido, mediante la ONG Karit, a la Rep. Dominicana. En este barrio, he dejado muchas cosas, pero lo más importante es que parte de mi corazón aún permanece en él. ¿Por qué? Por que he recibido muchísimo de aquella gente, por eso puedo decir que la riqueza de los pobres me ha ganado.
¿Por qué me ha ganado? Por que a pesar de sus circunstancias, de sus problemas, son más felices que yo, que materialmente no me falta de todo. Que lo poco que tienen te lo ofrecen, y sobretodo te ofrecen lo más valioso que poseen, una sonrisa, una mirada, un "gracias",.... Una sonrisa sincera, no ficticia como en nuestra sociedad. Una mirada transparente que lo dice todo, cuando por ejemplo les das algo de comer cuando llevan un día sin hacerlo, un "gracias" de corazón.
Son muchos recuerdos, muchas imágenes, muchas las cosas que me traigo en mi maleta interna, pero he podido ver a Dios en cada uno de los niños con los que he podido trabajar durante este tiempo. No puedo expresar en una líneas lo que siento, lo he intentado anteriormente con alrededor de 10 folios, pero todo ello no plasma lo que tengo dentro. Os invito a ver las fotos de los enlaces de la ventana lateral, y quiero que os fijeis en sus caras, ya me contareis.
Un abrazo fraterno a tod@s los que se asoman a esta ventana.