Vídeo en italiano que preparé en un retiro para explicar la oración en Santa Teresa a través de tres imágenes.
RECURSOS CARMELITAS
lunes, 30 de septiembre de 2013
sábado, 28 de septiembre de 2013
Características de la espiritualidad carmelita (II)
Vivir en obsequio de Jesucristo:
No es específico del Carmelo pero es importante que la Regla lo recuerde: "debe vivir en obsequio de Jesucristo y servirle fielmente con corazón puro y total dedicación" (Prólogo).
Significa seguimiento de Cristo, vivir según el modelo, entregarle todo cuanto se posee. En el contexto medieval feudal en que esa expresión se sitúa, significa comportarse como un vasallo en relación con su Señor. Estar a la escuchar, en plena disponibilidad del Señor. Prestarle obediencia, serle fiel, no traicionar el juramento de fidelidad,...
No es específico del Carmelo pero es importante que la Regla lo recuerde: "debe vivir en obsequio de Jesucristo y servirle fielmente con corazón puro y total dedicación" (Prólogo).
Significa seguimiento de Cristo, vivir según el modelo, entregarle todo cuanto se posee. En el contexto medieval feudal en que esa expresión se sitúa, significa comportarse como un vasallo en relación con su Señor. Estar a la escuchar, en plena disponibilidad del Señor. Prestarle obediencia, serle fiel, no traicionar el juramento de fidelidad,...
Meditando día y noche la ley del Señor:
Es otra de las grandes líneas de fuerza de la Regla, que conecta con la tradición monástica de Oriente y Occidente. Construido el convento carmelitano en la soledad o en la ciudad, el carmelita tiene su centro en la celda, no para estudiar, sino para contemplar y gozar de la intimidad de Dios.
Esa contemplación se alimenta de la lectio divina. El salir para hacer "otras cosas" es excepción: "Permanezca cada uno en su celda o junto a ella, meditando día y noche la ley del Señor y velando en oración, a no ser que deba dedicarse a otros justos menesteres".
La lectio provoca la meditatio y ésta la contemplatio.
Es otra de las grandes líneas de fuerza de la Regla, que conecta con la tradición monástica de Oriente y Occidente. Construido el convento carmelitano en la soledad o en la ciudad, el carmelita tiene su centro en la celda, no para estudiar, sino para contemplar y gozar de la intimidad de Dios.
Esa contemplación se alimenta de la lectio divina. El salir para hacer "otras cosas" es excepción: "Permanezca cada uno en su celda o junto a ella, meditando día y noche la ley del Señor y velando en oración, a no ser que deba dedicarse a otros justos menesteres".
La lectio provoca la meditatio y ésta la contemplatio.
jueves, 26 de septiembre de 2013
Características de la espiritualidad carmelita (I)
El elianismo y el marianismo:
Dos figuras son modelo de la vida carmelita: Elías y María.
Elías por su carácter carismático y profético, por su actitud "contemplativa", por su temple de luchador en favor de la gloria de Dios, alimentado en la solitaria contemplación, en la austeridad de la vida. No es el fundador de la Orden, sino el inspirador de una de las facetas fundamentales.
María por su cercanía a Cristo. Viviendo en el monte Carmelo, cerca de los lugares santos donde trascurre la vida histórica de María, los ermitaños carmelitas ven en ella un modelo de contemplación y un ejemplo de virtudes. A ella dedicaron una capilla en la falda de la montaña, a ella hace referencia el título de la Orden: "Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo". De ahí también el eslogan que define la Orden: "Totus marianus est Carmelus".
Carácter contemplativo y apostólico:
Aunque es Orden contemplativa y activa, predomina la vida contemplativa, fin principal y razón de su ser. Todo se organiza en función de esa principalidad: el silencio, la soledad, la austeridad de vida, la pobreza, etc.
El apostolado es secundario, en la medida en que no destruye el carácter contemplativo; pero también necesario, casi como una exigencia del talante contemplativo.
La contemplación no es fin en sí misma, sino medio para la unión íntima con Dios. Es una contemplación a la búsqueda de interioridad, de experiencia de Dios. Es contemplación que culmina en la experiencia mística.
(D. de Pablo Maroto, Historia de la espiritualidad cristiana).
Dos figuras son modelo de la vida carmelita: Elías y María.
Elías por su carácter carismático y profético, por su actitud "contemplativa", por su temple de luchador en favor de la gloria de Dios, alimentado en la solitaria contemplación, en la austeridad de la vida. No es el fundador de la Orden, sino el inspirador de una de las facetas fundamentales.
María por su cercanía a Cristo. Viviendo en el monte Carmelo, cerca de los lugares santos donde trascurre la vida histórica de María, los ermitaños carmelitas ven en ella un modelo de contemplación y un ejemplo de virtudes. A ella dedicaron una capilla en la falda de la montaña, a ella hace referencia el título de la Orden: "Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo". De ahí también el eslogan que define la Orden: "Totus marianus est Carmelus".
Carácter contemplativo y apostólico:
Aunque es Orden contemplativa y activa, predomina la vida contemplativa, fin principal y razón de su ser. Todo se organiza en función de esa principalidad: el silencio, la soledad, la austeridad de vida, la pobreza, etc.
El apostolado es secundario, en la medida en que no destruye el carácter contemplativo; pero también necesario, casi como una exigencia del talante contemplativo.
La contemplación no es fin en sí misma, sino medio para la unión íntima con Dios. Es una contemplación a la búsqueda de interioridad, de experiencia de Dios. Es contemplación que culmina en la experiencia mística.
(D. de Pablo Maroto, Historia de la espiritualidad cristiana).
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