Una de las palabras usadas en exceso en los últimos tiempos es precisamente "crisis", pero esta vez no quiero hacer hincapié en el aspecto económico sino más bien quiero hablar de la crisis de la palabra.
Sí, ¿que ha sido de la palabra? ¿tiene el mismo valor la palabra en la época de nuestros abuelos que en los tiempos hodiernos? ¿podemos hacer un contrato verbal como antiguamente? ¿tenemos el mismo concepto de palabra que tenían en la cultura semítica en el tiempo de Jesús?
Si has respondido a alguna de estas preguntas, seguro que la respuesta "NO" habrá corrido por las neuronas de tu cerebro. Por eso, creo que una de las raíces de los problemas actuales es la pérdida de valor de la palabra. Debemos recuperar el respeto por las palabras para poder construir una sociedad más humana y romper el excesivo egoísmo que impera en nuestras culturas occidentales. Cuando hay un desprecio por la palabra, las sociedades empiezan a desintegrarse. Hemos olvidado que el habar conlleva un acto moral que exige máxima responsabilidad.
Hoy en día hay una exceso de información, de palabras (paradojas de la vida, yo utilizo más palabras para escribir esta entrada), y el vacío de estas, hacen que la gente haya perdido el interés por la mayoría de ellas. ¿sabemos escuchar las palabras? ¿sabemos leer los espacios de silencio que hay entre ellas?Yo soy el primero que me doy cuenta de ello, empezando por las lecciones de la universidad, por las personas que pasan a contarme sus problemas o por las homilías de los domingos en las iglesias, soy incapaz de escuchar. Las palabras no llegan donde deben llegar, no tienen el peso que deben tener, y mejor no hablar de la violencia verbal que se usa en la sociedad. Quizás no se usen las armas en nuestra sociedad occidental, pero se usan palabras que engañan, que enloquecen, que seducen, que hieren, que matan,....
Los cristianos deberíamos ser por partida doble maestros de la palabra. Primero porque descendemos de un pueblo (Israel) donde el valor de la palabra es importantísimo ("escucha Israel"), y luego porque somo seguidores de Jesucristo que es la PALABRA, y que nos dejó su recuerdo con las palabras de la última cena, y por muchísimas cosas más.... pero luego,.... estoy cansado de reuniones de muchas horas y tantas palabras que al final no sirven de nada, estoy cansado de homilías de sacerdotes que predican una cosa que no la hacen vida en sus carnes, y en general estoy cansado de la hipocresía de esta sociedad, comenzando por los políticos, siguiendo los medios de comunicación y terminando por la gente que me rodea. En fin, que me he despachado a gusto en estas últimas "palabras". Perdonad si mis palabras os han engañado, enloquecido, seducido, herido, matado,....
Un fuerte abrazo