jueves, 10 de febrero de 2011

Una creativa fidelidad

Hace tiempo que prometí escribir sobre éste tema, pero la verdad, casi lo había olvidado. ¿Por qué debemos ser creativos y fieles al mismo tiempo?
Muchas veces escuchamos los lamentos de los católicos de que somos pocos, que los jóvenes no quieren saber nada de la Iglesia, incluso muchos ni siquiera creen en Dios, de que cada vez hay menos vocaciones,... y una larga retahíla de quejas y lamentos.
Es cierto que hay sobre todo dos factores importantes que han llevado a esta situación. Por una parte, el secularismo, que no es una cosa nueva, sino fruto de un largo trabajo desde hace ya unos cuántos siglos, exactamente desde el Renacimiento, pasando por la Ilustración y el modernismo. Poco a poco, la Iglesia ha ido perdiendo influencia en la sociedad, y la razón ha ocupado en centro de esta. Han sido muchos autores que han incidido fuertemente en que la razón todo lo puede dominar: Marx, Nietzsche, Freud, Feuerbach,....
Por un lado, es cierto que tenemos hacer uso de la razón, nosotros los cristianos tenemos que dar razón de nuestra esperanza (1Pe 3,15), pero no podemos olvidar también la parte trascendente, aquella parte que se nos escapa, no podemos olvidar a Dios (aconsejo leer la Fides et Ratio). Si olvidamos la trascendencia que está inserida en el corazón del hombre, podemos llegar a tratar incluso a los hombres como simples objetos, y no lo somos.

El otro punto básico de esta crisis, ha sido el lenguaje que ha utilizado la Iglesia durante los últimos decenios. Gracias a Dios, el Espíritu suscitó al Papa Juan XXIII la convocatoria del Concilio Vaticano II, pero aún estamos pagando parte de esa herencia que hemos recibido y el cambio de sentido del concilio, aún no se ha aplicado en su totalidad. 
Antes del Concilio, la Iglesia tenía un lenguaje demasiado jurídico, con una imagen de un Dios como juez que castiga las culpas, incluso tenía demasiado poder en la sociedad (en España aún pagamos las consecuencias de un régimen dictatorial y el papel que desarrolló la Iglesia en aquella época).

Pero ahora, ¿que toca hacer? Primero, ser creativos, para poder anunciar el Reino de Dios en una sociedad del siglo XXI. Tenemos que hacernos la idea que no sólo desde el púlpito se evangeliza, hay que saber leer los signos de los tiempos y usar las nuevas tecnologías; el otro día el mismo Papa afirmaba la importancia del internet como oportunidad de misión. También tenemos que salir de las sacristías, no quedarnos encerrados y buscar en otros ámbitos. No se pueden dar ejemplos concretos porque hay que ver las circunstancias de cada lugar.Por eso hay que saber ver, para poder juzgar las necesidades y poder así actuar.

La otra cara de la moneda, es la fidelidad. No podemos empezar todo desde cero, la Iglesia tiene una gran Tradición que tenemos que seguir, y para ello, tenemos que conocerla. Empezando por la Biblia, ese gran libro que los católicos desconocemos, y siguiendo por los Padres y todo el actual Magisterio. No se puede amar aquello que no se conoce. Personalmente incidiría mucho sobre el re-descubrir de la Biblia a todos los católicos, empezando por nosotros lo religiosos y terminando por los niños de primera comunión. 

Bueno, tengo muchas más cosas en la cabeza, pero basta por hoy, que uno se aburre de leer textos tan largos, hay que ser más concretos, pero esta vez me he pasado un poquito, perdonadme. Recibir un fuerte abrazo.
Rezad por mí.

1 comentario:

Padre Rodolfo de Jesús Chávez Mercado. dijo...

Hola Xavito. Saludos.

Excelente post. Gracias por compartirlo.

Gracias a Dios con el Cocilio Vaticano II, exactamente parlando de la Costituciòn Dogmatica Dei Verbum, el Espirìto santo ha soplado en La Iglesia nuevo aire transformante. Es decir, si antes para hablar de la revelaciòn cristiana se hablaba en terminos de doctrina y de un deposito (en sentido de alcancia) digamos, leyes para aprender o la concepciòn de un Dios autoritario; ahora se nos presenta la gracia de hablar en terminos de un Dios que se hace amigo de todos los hombres y mujeres de este mundo para invitarnos a una verdadera comunòn d vida con la Trinidad (DV2).
El cuento ya no es tanto como traducir en nuevo lenguaje nuestro credo, porque ciertamente debemos dar razòn de nuestra esperanza y de nuestra misma fe en medio de un mundo secularisado. Còmo aun me mantengo en pie?. La cuestiòn es redescubrir que Dios aun hoy sigue hablandonos y haciendose presente por medio de su hijo Jesucristo el ùnico que pueda dar un sentido y verdero valor a nuestras vidas.

Nuestra fe no es un adorno del pasado es algo dinamico que se actua en el presente y nos brinda una esperanza de vida para seguir actuando en futuro. Siendo fieles a nuestra Tradiciòn se plasman nuevas huellas en el camino.