miércoles, 29 de febrero de 2012

Verdad verdadera


Dichoso el comunicador eclesial que busca su lenguaje en la experiencia cotidiana de los hombres y mujeres de hoy, que se toma unas cañas con ellos y tiene tiempo para escucharlos en una larga sobremesa.

Dichoso el que es capaz de oírles por debajo de sus palabras y de captar lo que les preocupa y lo que les alegra. Su lenguaje se irá haciendo como la sal que se mezcla y da sabor a los alimentos, como el pan que no puede faltar en la mesa, como el vino añejo que sabe a fiesta.

No así los que se refugian en el mundo de la teoría, no así. Serán como un murmullo que adormece, como un signo de que se desconoce el código, como un anuncio del que se huye haciendo zapping.

Porque el Señor se comunica a través de los que, como Él, plantan su tienda en medio de la gente; pero los que se creen que todo está en los libros nunca aprenderán la sabiduría del Evangelio.

(Dolores Aleixandre, Bautizados con fuego, p. 130)

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