Ya era hora, este periodo de exámenes se me hizo eterno, pero como siempre digo, no me debería quejar, porque hay situaciones peores, aunque ese argumento no me sirve de nada en las horas previas al examen, cuando uno se da cuenta que no conoce bien todos argumentos.
Pero ya pasaron, y ahora es momento de reflexión, porque a parte de una época de estrés, de sueño, de aburrimiento, de cafeína, de dulce, de más comida de lo normal,... a parte de todo eso, también es una época de silencio, de encuentro personal, con sí mismo y con el Señor, una época donde afloran las debilidades, donde puedes tomarte el pulso de tu vida espiritual... Y ahora me gustaría sacar fruto de todas esas sensaciones.
Estoy muy contento con la especialización que he elegido, porque te lleva al corazón de la experiencia personal con Dios de tantos santos a lo largo de la historia, y quieras o no, esto me lleva a mirarme a mí mismo y a preguntarme como estoy en estos momentos con mi relación con Dios.
A veces no sé si estoy todavía al comienzo de un camino, si estoy en una época de cambio para pasar a otra etapa, lo único que sé, es que todavía tengo mucho camino por recorrer. La ilusión inicial, el enamoramiento que me trajo a entrar en el Carmelo, ya desapareció, ya han llegado los momentos de crisis, unos más fuertes, otros menos, aunque siempre he tenido la vista puesta hacia delante, porque sé de quien me fío, aunque no lo comprenda.
Ahora es cuando debería madurar espiritualmente, todo aquello que me llenaba inicialmente, ya terminó, debo encontrar mi forma de oración personal, profundizar mi relación con "Aquel que me ama", dejar mis imágenes de Dios y buscar la imagen purificada de todas mis ideas.
Pero luego me cuesta tanto tener una oración personal decente, me gustaría poder dejar ya la oración vocal, pero si ni siquiera soy capaz de tener una cierta continuidad en la oración más sencilla, ¿cómo voy a poder pasar a la oración contemplada?
Me he dado cuenta que lo importante es el aquí y el ahora, buscar a Dios en mi vida presente, dejar de pensar tanto en el futuro, dejar de formularme grandes ideales pastorales: "sí, todo cambiará cuando termine los estudios, cuando ya me ordene sacerdote" "Ya verás, cuando esté en la parroquia cambiaré esto, crearé este nuevo grupo,..." Todos son ideales, mitos egoísticos de una mentalidad joven, pero no es la dinámica justa. Ahora es el momento favorable, ahora es el tiempo para la conversión....
Perdonad esta parrafada sin sentido, ahora dentro de poco volaré a España para ver a mi nuevo sobrino y si Dios quiere, poder recibir los ministerios de lectorado y acolitado. Recibid un fuerte abrazo y seguid rezando por mí.