Hola de nuevo, ya estoy por aquí otra vez, aunque reconozco que he tardado bastante en volver a escribir, mi plan era el escribir al menos una vez a la semana, y veo que cada vez escribo menos, pero, lo importante no es dejarlo. Espero que con el calor que esta haciendo aquí en Roma, no se me derritan las neuronas y se me acaben las ideas.
En fin, dejamos los preludios y vamos al tema. Estas últimas semanas he realizado un trabajo para el seminario, y una de las frases que me ha impactado, decía que los cristianos hemos dejados de ser un pueblo teofánico. Para aclarar esta palabreja, teofanía es una manifestación visible de Dios, y lo que quiero decir, es que los crisitianos hemos dejado de ser manifestación de Dios en medio de esta sociedad, es decir, que pasamos desapercibidos, hemos cerrado nuestra boca, hemos dejado nuestras obras, hemos dejado de ser la voz de la conciencia de la sociedad.
Es verdad, la Iglesia ha olvidado su papel en medio de la sociedad (función teocrática) nos hemos acomodado, hemos dejado que otros la lleven,y nosotros nos hemos dejado arrastrar. Ahora nos quejamos de una Europa secularizada, de una España atea, en contra de la Iglesia, pero hermanos y hermanas, estamos recogiendo el fruto de muchos años de sin-trabajo.
Hago una exhortación, a todos y empezando por mí, a ser cristianos teofánicos, a manifestar a Dios, a Jesucristo en nuestras vidas, a no ser como los demás, porque el cristianismo no es sólo una forma de pensar, es una forma entera de vivir. ¿Y en que nos diferenciamos? En el amor, ahí está la clave. Pero no un amor como se habla en la televisión a todas horas, sino un amor al enemigo, un amor tal, de poder incluso entregar la vida, y no lo digo en sentido literal, (que sería un ideal a alcanzar), sino más bien en la pequeñas cosas de la vida. Ahí es donde un cristiano se perfecciona, en las pequeñas cosas, detalles,...
Hago una auto-crítica. El otro día leía que al que más se le da, más se le pedirá. Y me decía, "he tenido una vida maravillosa, el Señor me ha dado muchas cosas", y sin embargo, si viene en estos momentos, no tengo nada para entregarle. Yo como religioso, debería estar más cerca de mi amigo por opción (Jesús), y sin embargo, también me dejo llevar por la sociedad, por este ritmo frenético, y siempre dejo a Jesús en el último lugar, y la vedad que si no tengo tiempo para él, para poder hablarle y escucharle, ¿cómo puedo manifestarlo si no lo conozco?
En fin, que lo último que he dicho sirve para todos, porque por muy buenas palabras que uno escuche o lea, siempre serán pequeños toques de atención, pero la verdadera conversión se realiza al escuchar la voz que todos tenemos dentro del corazón.
Bueno, nada más por hoy, espero que la próxima vez no pase tanto tiempo sin escribir. Un fuerte abrazo para ellos y un fuerte beso para ellas (frase de un amigo)