miércoles, 22 de octubre de 2008

¿Fraternidad = amistad?

Hace unos días atrás, estuve en el messenger con una amiga, hacía tiempo que no "hablaba" con ella. Este encuentro con ella, me ayudó a reflexionar sobre la amistad. Es quizás una de mis mejores amigas, y sin embargo nos hemos visto una sola vez. Nos conocimos por carta (sí, sé que suena muy clásico, pero es una forma distinta y más personal), y ella conoce muchas más cosas que gente de mi alrededor, a pesar de la distancia.

Todo ello hace cuestionarme si soy amigo, o no, de mis hermanos. No he leído nada sobre el asunto, confieso que soy un hombre de poca lectura, pero, en la palabra "hermano", ¿ya debería ir incluida la palabra amigo? O viceversa, ¿es mi amigo y por tanto mi hermano?.

No sé, muchas veces me doy cuenta que no trato con todos mis hermanos igual, y en cierto modo, humanamente es comprensible, aunque un buen cristiano no debería tener grandes apegos por nadie, excepto con el que ya todos sabemos.

Mi hermano y mi amigo, sí, algunos lo son, pero otros, en mi caso, se quedan sólo en el término hermano. Una vez leí que los buenos amigos se deben contar con las palmas de las manos, y la Sagrada Escritura dice que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Estoy confuso, creo que podría hacer tres niveles de fraternidad.
  • Mi HERMANO, porque es mi hermano en la orden y porque es mi amigo, y
  • Hermano, porque hemos profesado en la misma orden.
  • hermano: porque es hijo de Dios

Creo que me he hecho un lío yo sólo, pero no tengo ganas de repasar el texto, que sea lo que Dios quiera. Un fuerte abrazo a todos y un beso muy grande para ellas.

1 comentario:

LO QUE SIENTO dijo...

Parece que este blog debería cambiar de nombre y titularse diálogo de un par de carmelitas.
La fraternidad es algo distinto de la amistad. ¿Más? ¿Mejor? Yo creo que no, es distinto. El amigo se elige, se va cambiando de amigos, no son los mismos en la adolescencia que en la madurez. De un abánico amplio se pasa a uno más reducido... la amistad lleva consigo una serie de valores o carácterísticas que si se pueden aplicar a la fraternidad: cercanía, confianza, disponibilidad, discreción, fidelidad... Pero ese matiz de elección, de voluntad creo que es la clave.
¿Tengo que ser amigo de los frailes que viven conmigo? No, tengo que ser hermano: amarlos, quererlos como son, servirles, estar disponible, comunicar lo que soy y siento, guardar la confidencialidad de la familia, ponerlos en un lugar privilegiado a la hora de la toma de decisiones, saber que compartimos lo más importante, a Jesucristo...
Creo que la tarea es construir el proyecto de Dios para la humanidad que es la fraternidad. La vida religiosa debe ser intento y realidad de este proyecto. Estamos llamados a ser testigos de este plan de Dios para el hombre y mujer de este mundo.
La amistad con alguien es algo maravilloso, hemos elegido querernos, amarnos, confiar, compartir, crecer juntos... pero la fraternidad es también algo maravilloso y donde yo no eleijo nada, no pongo mis creterios para nada: el otro es mi hermano.
Quizá como tú dices, lo esté liando más todavía.